La tercera marcha opositora que se llevó a cabo el jueves compartió características con las dos anteriores, tales como la masividad, la atomización política, la difusa convocatoria por las redes sociales y la marketinera denominación de la movilización con la fecha y la inicial del mes atrás (18 A). Sin embargo, esta vez, las figuras políticas de la oposición salieron, sin sus estructuras orgánicas detrás, a mezclarse entre los manifestantes. El año electoral parece haberlos animado a la calle. Sin embargo, analistas consultados por Tiempo Argentino señalan la dificultosa tarea de capitalizar estas formas de expresión política que tienen por delante los referentes de la oposición.
Pablo López Fiorito, sociólogo, director ejecutivo de Ibarómetro y docente de la UBA, opina que "independientemente de la participación de los sectores de la oposición en la marcha, la mayoría de los convocados no se siente representados por ninguno de los referentes de la oposición en particular". "Muchos de los carteles y las expresiones de los participantes marcan una desconfianza contra el gobierno en general, pero contra los políticos en particular. ¿Puede la oposición transformar el descontento con la política, en fuerza política que los posicione frente a las futuras elecciones?".
Hugo Haime, también sociólogo y especialista en investigación de opinión pública, sostiene que "la oposición fue arrastrada por el llamado de la gente". "Es un error interpretar que la marcha fue llamada por la oposición, es al revés, fue convocada por las redes sociales en enero y febrero, y los partidos políticos no estaban convocando en ese momento. Lo que estamos viendo en todas las marchas es un sector importante de la ciudadanía carente de representación política que les reclama al gobierno y a la oposición: al gobierno le critica cosas que no le gustan y a la oposición le pide unidad para generar una alternativa, y a su vez, los opositores no pueden explicar por qué no se unen".
Sin embargo, Juan Manuel Aurelio, analista de la consultora Aresco, sostiene que "la palabra unidad está lejos de ser una posibilidad". "Esta marcha es de contenido opositor al gobierno, con todas las variantes, participan muy diversos sectores políticos, con diversos niveles de reclamo. Hay posiciones ideológicas y políticas muy distintas y encontradas. Es una oposición que aparece muy fragmentada electoralmente. Ninguno de los políticos dentro de ese espacio puede decir que tiene un núcleo de apoyo relevante".
Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, sostiene que "la falta de liderazgo no es el problema del 18 A, sino la clave de su éxito". Y subraya: "Que la movilización no tenga dueño aparente, es lo que permite su convocatoria. La mayoría de las fuerzas opositoras convocaron dos días antes contra la reforma judicial en Tribunales y no reunieron ni un millar de personas."
Artemio López, de la Consultora Equis, también señala la novedad de la aparición de figuras opositoras en la última movilización. "Hubo en esta marcha una precipitación de dirigentes opositores para apropiarse de la marcha". "La propia gente, entre las cosas que reclama es efectivamente que exista otra oposición para hacer más eficaz su disputa con el Gobierno Nacional, con lo cual la presencia de opositores era un contrasentido en la marcha".
Si bien los analistas destacan la heterogenidad de los reclamos, todos coinciden en que son los sectores medios urbanos los que protagonizan estas movilizaciones. Para Aurelio "los reclamos pertenecen a algunos segmentos de la ciudadanía, y tienen epicentros en la ciudad de Buenos Aires, Rosario y en Córdoba, lugares del país dónde históricamente este gobierno tuvo performances electorales por debajo del promedio o directamente perdió elecciones".
Fraga coincide al señalar que "las protestas convocadas desde las redes sociales que culminaron con la del 13 S, han canalizado la protesta de la clase media urbana". Asimismo, todos coinciden en señalar la dificultad de la oposición en capitalizar estas expresiones políticas.
Mientras que Aurelio opina que "son fenómenos de diversidad política que no se sabe cómo se va a plasmar en términos electorales" y que "por ahora es visto como multitud atomizada o fragmentada y habrá que ver de qué forma se reúne o no a la hora de expresar un frente político"; López Fiorito se pregunta si es posible "generar una fuerza que sume las pequeñas expresiones políticas de cada uno de los sectores". "¿Es posible tamaña ingeniería, sin que del intento salga una Frankenstein?
Hay por lo menos dos problemas con ese pedido. Uno es que este año las elecciones son legislativas y necesitan contener la mayor dispersión de miradas. Dos, que esa unidad tendría un carácter negativo, solo horadar al gobierno, pero ninguna coincidencia política.
¿Podemos imaginarnos al empresario Francisco de Narváez, con el sindicalista Víctor De Gennaro? ¿O al socialista Hermes Binner, con el referente del PRO Mauricio Macri? ¿No son similares a los argumentos que construyeron la Alianza?"
BINNER Y MAURICIO?'ES MUY PRO-BABLE QUE COINCIDAN
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