Amado Boudou remarca: “Es la demanda agregada”. Un concepto que también reitera con frecuencia la Presidenta. Para los keynesianos, demanda agregada es igual a consumo más inversión. Tras la crisis del ’30, la demanda agregada es el centro de las preocupaciones y abrió paso a la disputa por definir un nuevo rol para los Estados.
A lo largo de la entrevista, el ministro Boudou deja clara la adscripción de la actual política económica al nunca fenecido nacional-desarrollismo de los tiempos de Perón. El activismo público, la iniciativa permanente y el énfasis en preservar y promover el mercado interno, no chocan con la decisión de estimular las exportaciones a través del mantenimiento de un tipo de cambio competitivo, para lo cual el manejo de las reservas es condición clave y tema de administración permanente.
La decisión es no dejar caer el tipo de cambio, al tiempo que el Gobierno ha decidido iniciar el camino de la normalización financiera con el exterior.
–El de hoy ha sido para usted un día intenso, con una exposición en el Congreso sobre la gestión que está realizando el Gobierno para normalizar el frente financiero externo...
–La verdad es que trabajando en este Gobierno todos los días son intensos. Si hay un rasgo saliente de la Presidenta es la capacidad de gestión, la capacidad de diseño de políticas y la capacidad de implementarlas. Este año hemos sobrellevado una crisis financiera internacional sin precedentes y la Argentina ha salido parada mucho mejor que la mayoría de los países.
–Las herramientas que permiten salir de las crisis surgen de políticas contracíclicas...
–Así es, pero para diseñarlas y llevarlas a cabo hay que tener una ideología respecto de la acción del Estado. Y esa ideología tiene ver con que las cosas no pasan por casualidad sino por la decisión de llevar adelante políticas contracíclicas que tengan al empleo en el centro de las políticas públicas. Lamentablemente en la Argentina hemos tenido épocas con gobiernos que miraban para otro lado cuando había un problema, y sabemos cómo esto termina.
Pero también hemos tenido gobiernos que no han tenido ninguna capacidad para poner en funcionamiento sus ideas, y también sabemos cómo termina. Por ejemplo, el caso de la Alianza, un gobierno que tenía una gran desorientación ideológica y una gran incapacidad de gestión que llevaron a la Argentina al derrumbe. Fíjese lo que sería esta crisis internacional con un gobierno de ese tipo. Muy por el contrario, el Gobierno implementó medidas contracíclicas como planes para fomentar el consumo, para sostener empresas, el Programa de Recuperación Productiva (Repro) para sostener el empleo formal; el uso de los fondos previsionales para sostener la actividad. Todo esto hace que hayamos sobrellevado este año muy bien y tengamos excelentes perspectivas para el 2010.
–Respecto de la cuestión previsional, se cruzan dos situaciones: una referida a los fondos que se acumulan para la cobertura de las jubilaciones y otra a lo que esos fondos rinden. ¿Cuál es la situación de esos fondos al cierre del 2009?
–La Anses ha demostrado que los está cuidando mucho mejor que lo que hacían las AFJP, invirtiéndolos, por ejemplo, en actividades que generan empleo. Le voy a dar dos casos paradigmáticos: por un lado, la inversión en General Motors, una empresa que en el mundo tuvo problemas. En la Argentina, allá por el mes de mayo, se decidió una inversión que tenía que ver con montar una nueva línea de producción de automotores. En el mes de noviembre volvimos a estar con la Presidenta en la planta de General Motors, ubicada en las proximidades de Rosario, y vimos con mucha alegría que esa inversión había servido para crear mil puestos formales de alta calidad, mil puestos de trabajo en la cadena de valor en los autopartistas, y para generar un nuevo producto: un vehículo cuya producción se exporta en un 70%. Este es el tipo de inversiones que estamos convencidos que hay que hacer con los fondos del sistema previsional porque generan empleos, estos empleos generan más aportes y contribuciones y en definitiva fortalecen al sistema previsional. Muy distinto de lo que hacían las Afjp, que colocaban los fondos en inversiones especulativas.
–¿Cuál es el otro caso paradigmático?
–El caso de Atucha. Invertimos en la finalización de Atucha 1 y en el comienzo de Atucha 2. Cuando el ministro De Vido me invitó a ver cuál era el objetivo de esta inversión, se estaba poniendo en marcha el final de la obra de Atucha 1. Sabe una cosa: había un gran eje que se estaba montando producto de esa inversión para el equipo de generación de energía eléctrica. ¿Sabe en qué año había llegado esa pieza a la Argentina? En el año ’85. Desde ese año y hasta el 2009 no se había hecho nada en términos de esa obra de infraestructura que este Gobierno volvió a poner en funcionamiento. Me gusta recordar esto no sólo por la aplicación de los fondos previsionales sino también porque estamos cansados de escuchar todos los veranos y todos los inviernos que va a faltar gas, que va a faltar electricidad.
–El mercado de capitales de las AFJP se convirtió en una fantasía. ¿Cómo responde ese mercado a la actual política económica?
–Nosotros vemos que con las medidas que estamos tomando ha habido una muy buena reacción del mercado de capitales. Fíjese que la TIR de los bonos argentinos se ha reducido a un tercio de lo que era allá por julio. Esto tiene que ver con que el Gobierno está dando señales claras en el sentido de que lleva adelante políticas sustentables. Lo mismo sucede con la política de desendeudamiento que estamos llevando adelante con el Fondo del Bicentenario, con la política de sostenimiento del empleo, o con el fortalecimiento del sistema previsional. Y ahora, últimamente, sucede con la incorporación de la asignación universal por hijo. Porque ha quedado demostrado en estos últimos seis años que el mercado interno tiene un rol muy importante en el sostenimiento de la economía.
–¿Qué impacto ha tenido la asignación universal por hijo en el movimiento económico de este fin de año?
–Recién estamos viendo el primer efecto. Para el 2010, el efecto pleno va a estar cerca de un punto de crecimiento del PBI. Este es el crecimiento que busca este gobierno: un crecimiento con participación del consumo popular y de los sectores más desprotegidos.
–¿En el cierre anual, qué balance hace de la relación fiscal y previsional entre la Nación y las provincias?
–Nadie puede perder de vista que a todos los sectores, desde el 2003 a la fecha, les ha ido mejor. El Gobierno ha sostenido un tipo de cambio competitivo y con medidas como la coparticipación de los derechos de exportación sobre la soja ha llevado adelante los beneficios al conjunto del sistema de gobierno en un país federal como es la Argentina. Pero tampoco podemos perder de vista el impacto directo que ha tenido sobre la población el fortalecimiento del sistema previsional con más de 2.500.000 adultos mayores incorporados a éste, que tenía menos de tres millones en el 2003 y hoy tiene más de cinco millones y medio.
¿Por qué digo esto? Porque son un gran número de personas con una alta propensión al consumo que se incorporan a las economías regionales en forma directa, institucionalizada y sin ninguna intermediación. Todos estos jubilados no viven adentro de las oficinas de la Anses, en Córdoba y Maipú, sino que viven en cada una de las provincias, llevan adelante su consumo y promueven una mejora de la actividad en la economía de cada lugar. Lo mismo en el caso de la asignación universal por hijo: se llega ya a más de 3.500.000 niñas y niños en todo el país.
–El balance Nación-provincias es vasto y complejo y para leerlo correctamente, habría que hacerlo en su totalidad...
–En efecto, y para ello hay que leer el plan de inversiones del Gobierno Nacional en obra pública. Por primera vez en la historia argentina las provincias y los municipios son quienes diseñan las inversiones conjuntamente con el Ministerio de Infraestructura y ejecutan las contrataciones y el gasto de acuerdo con las necesidades de cada lugar. En el centro de las políticas públicas contracíclicas ha estado el esfuerzo que el Gobierno Nacional ha llevado adelante a través del Ministerio de Infraestructura. Porque es una inversión que no sólo tiene que ver con sostener la economía en un año muy difícil, sino también con crear infraestructura para el futuro.
–Al hablar del Fondo del Bicentenario, usted manifestó que la política del Gobierno Nacional es de desendeudamiento. ¿Ello quiere decir que ese Fondo no se va a utilizar para contraer nueva deuda sino únicamente para desendeudarse?
–Justamente, va a ser para otorgar el máximo nivel de certeza en relación con las obligaciones que tiene el Gobierno Nacional de cancelación de deuda en el 2010. Son 6.569 millones de dólares que sirven para cancelar las obligaciones del año que viene. También es necesario decir que se están usando reservas excedentes que se han acumulado por la gestión de este Gobierno. Y las cosas no pasan por casualidad.
En el año 2003, nuestro Banco Central tenía alrededor de 8.000 millones de reservas. Hoy tiene 48.000 millones. Y en el año 2005 se pagaron alrededor de 9.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional mediante un mecanismo idéntico al que ahora estamos utilizando para cumplir con las obligaciones del 2010.
–¿Cuál es la política para sostener el nivel de las reservas?
–Este punto me parece muy importante: ¿por qué el Banco Central ha podido acumular reservas? Porque ha habido un conjunto de políticas que lo hicieron posible. Otra vez, no ha ocurrido por casualidad, sino porque tuvimos políticas para hacerlo: superávit comercial todos los años, 11.000 millones en promedio del 2003 a hoy.
Y el 2009 va a marcar un nuevo récord de superávit comercial cuando muchos pronosticaban que eso iba a ser imposible. Además tenemos superávit comercial porque hay un gobierno que se ocupa de sostenerlo todo el tiempo, que toma medidas sobre las importaciones, que sostiene un tipo de cambio competitivo para que no caigan nuestras exportaciones. También pasa porque el Gobierno ha tenido superávit fiscal. Es decir que hay un diseño y ejecución de políticas económicas que permiten acumular reservas. Y de la misma forma va a promover que las reservas se sigan acumulando durante el año 2010.
–Ciertas opiniones que circulan en estos días parecieran referirse a las reservas como a un todo indivisible. No queda claro si existen partes que son “intocables” y partes que no lo son, aunque por ley esa diferenciación está definida.
–Este es un punto muy importante porque hay una ley que determina cuáles son las reservas de libre disponibilidad. En nuestro caso, si hoy utilizáramos todas las reservas para respaldar la Base Monetaria el tipo de cambio sería de dos pesos por dólar. Y esa no es una buena idea porque nosotros necesitamos mantener un tipo de cambio competitivo. Por lo tanto tenemos alrededor de 18.000 millones de dólares de reservas de libre disponibilidad y en este caso sólo vamos a usar alrededor de un tercio de las mismas para dar certeza al cumplimiento de las obligaciones para desendeudarnos.
–Es decir que las reservas monetarias no se tocan a este tipo de cambio.
–Exactamente.
–Otra polémica más añeja es la referida al INDEC. Se han conocido declaraciones críticas de integrantes del Consejo Académico que hace el seguimiento de ese organismo, algunas sobre los actuales sistemas de medición de precios y otras sobre lo que se ha dado en llamar el gobierno institucional del INDEC. ¿Cuál es su posición frente a estos dichos?
–Mire, dos temas: por un lado venimos realizando una tarea para fortalecer los cambios que se han implementado en el INDEC a partir del año 2007. Porque parece que del INDEC hay que hablar a partir de ahora. Pero la verdad es que el ruido que hay alrededor del INDEC tiene que ver con que se han tocado muchos intereses, se han tocado muchas situaciones de comodidad que existían anteriormente al 2007.
Cuando se toca ese tipo de comodidad claramente aparecen posiciones encontradas. Ahora bien, a partir de julio hemos conformado el Consejo Académico para que colabore con el fortalecimiento de estos cambios en el INDEC. Y cuando se encara una tarea de este tipo pueden surgir voces divergentes y está bien que así sea porque no queremos hacer cosmética.
Ahora, los pasos concretos se están dando: uno de los reclamos más importantes era que se publicara la base usuarios de la Encuesta Permanente de Hogares. Bueno, eso se hizo el mes pasado. Nosotros vamos a seguir trabajando para llevar el máximo nivel de información a los usuarios y también para incorporar aquellas ideas que fortalezcan lo que se viene haciendo.
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