Juan Gabriel Tokatlián, profesor titular de Teoría en Relaciones Internacionales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) analiza la nueva etapa en el mundo...
América Latina era el único bastión del mundo donde persistía el orden de la guerra fría. Esto cambia, definitivamente, con la Cumbre de Puerto España”, advierte el profesor de Teoría en Relaciones Internacionales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Juan Gabriel Tokatlian; quién también prevé que “Cuba puede colapsar sino planifica la apertura política debatida en la Cumbre de las Américas”. Tokatlian, además, crítica la anunciada capitalización del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) porque se “esta ponderando lo viejo conocido” y enfatiza que “no se avanzo nada en la agenda de inmigración y narcotráfico”.
–¿Cómo hay qué interpretar la “alianza de iguales” que planteó Barack Obama en Puerto España?
–En el siglo XX existieron dos momentos donde presidentes de los EE.UU. proclamaron un nuevo comienzo en la relación con la región: uno fue Woodrow Wilson y el otro fue John F. Kennedy: las expectativas en ambos casos fueron muy grandes y el resultado final distó mucho de ser el esperado. Con esos antecedentes a cuestas, sin lugar a dudas es bueno que se haya planteado la necesidad de un diálogo más equilibrado pero tampoco hay que confundirse: es muy difícil que sea un diálogo entre iguales.
–¿Es aventurado afirmar que esta Cumbre abrió una nueva era a nivel hemisférico?
–Posiblemente tenga la capacidad de saldar una era porque América Latina representaba el último bastión en el mundo donde persistía la Guerra Fría. Por eso, Puerto España puede institucionalizar el cierre de un ciclo por el reconocimiento formal de que la agenda interamericana no puede estar subsumida con estrategias de hace cinco décadas. Pero no me atrevería a decir que estamos ante una situación fundante en el hemisferio.
–¿Qué puede aportar el regreso de Cuba al sistema interamericano?
–En primer lugar, desactiva una situación de permanente tensión por el bloqueo de los EE.UU. Segundo, incluir a La Habana en un sistema interamericano es mejor que tenerlo aislado donde la región, además, puede aprender de la experiencia de un sistema político diferente.
–¿Una apertura comercial indiscriminada de la isla no puede terminar desmoronando su régimen?
–Hay distintos modelos de apertura si recurrimos a la historia: una apertura plena acompañada de cambios bruscos en varios frentes puede desembocar en un colapso como fue el caso de la Unión Soviética. Hay otro modelo más gradual y prudente que es el caso chino: en esa dicotomía Cuba debería apostar por una opción a la china.
–¿A qué se debió el tono mesurado de Hugo Chávez durante la Cumbre?
–No se presentaba como una Cumbre con elementos ríspidos. Aparte, la llegada de un presidente norteamericano que no plantea términos injuriosos ante Venezuela es otro elemento que evapora la posibilidad de una confrontación política mayor.
–¿No está relacionado, entonces, con su debilidad económica interna?
–No, porque él con un barril de petróleo a 37 dólares o a 100 ha utilizado siempre una retórica de confrontación muy fuerte con los EE.UU. Aparte, con la potencialidad abierta de una reelección indefinida en el cargo tiene su frente interno controlado.
–¿Lula reforzó su imagen como interlocutor del Cono Sur ante Washington?
–Brasil siempre va a tener una relación especial con los Estados Unidos. Lo que ha facilitado esta situación es que dos interlocutores tradicionales como México y la Argentina han perdido su peso en la región: el primero por estar subsumido en una crisis política fenomenal; y nosotros por estar sumergidos en un laberinto estratégico que nos impide saber como orientar la política exterior.
–¿Esta idea de reforzar el BID como ente crediticio respeta la lógica-Obama para superar la crisis financiera?
–De algún modo sí pero el peligro es que desactiva, al mismo tiempo, al Banco del Sur. Porque si todos los países acuerdan en capitalizar al BID, es que de alguna manera están diciendo que no tienen la voluntad de crear un nuevo banco de desarrollo regional
–¿Cómo quedó la agenda de inmigración y narcotráfico? ¿Hubo avances?
–No, en absoluto. Todo es regresión porque Washington no admite ni tolera que estos temas se manejen por fuera de su preferencia bilateral. Prefieren seguir sosteniendo el Plan Colombia con (Álvaro) Uribe, el Plan Mérida con México, y en la guerra contra las drogas insistir con la lógica represiva para controlar un fenómeno que nace en la demanda y no en la oferta.
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